Se produjo mi encuentro con la Albufera siendo muy niño, cuando mis padres Pedro y Vicenta, comenzaron a finaless de los años 50 del pasado siglo ( ya voy siendo mayor) a regentar un humilde merendero que había en la Gola del Puchol, que como sabemos, es una de las salidas de la albufera al Mediterraneo. En esos tiempos, todavìa no habìa llegado a la zona la especulaciòn urbanistica, y tanto el lago como su entorno La Dehesa, gozaban del privilegio de la naturalidad, conviviendo en perfecta armonìa las personas y resto de seres vivos del entorno.
Etonces, solo vivía en las inmediaciones la familia de Dionisio Marco, que era el encargado de controlar el nivel de agua en la Albufera mediante la manipulaciòn (a mano) de las compuertas allì existentes; vivìa todo el año en la zona junto a su esposa Virginia Dasì y sus hijos Doniset y Virginia.
Nosotros solo estabamos en la zona durante la temporada estival, pero nada mas llegar, dieron muestras de su calidad humana y de su desinteres y predisposiciòn para ayudar incluso a esos desconocidos que habìan aparecido por el lugar. Pronto se iniciò una respetuosa amistad entre ambas familias y se fuè acrecentando con el paso de los años, llegando en muy poco tiempo a ser por lo menos a nivel de niños, una sola familia, dado que mi buen amigo Doniset y yò, almorzabamos, comiamos o merendabamos donde nos pillaba la hora de hacerlo sin ningun tipo de problema. Recuerdo que al estar separados por el canal, cada parte era de una de las familias, pero las podiamos intercambiar si mayor problema. En esa època, los clientes habituales del Kiosco, eran bàsicamente los pescadores de caña que venian a pescar , los transportistas que paraban a refrescarse y los pescadores de la Comunidad del palmar, dado que a escasos metros tenian su barraca de trabajo y el pequeño puerto de carga y descarga. Es de destacar, que tambien venian los llamados gamberos, y hacian autenticas pesqueras de "gambeta" para su venta, recogiendola con salabres muy grandes que pasaban con mayor cuidado por las orillas del lago. Hoy no hay gambeta ni en el corte ingles.
Recuerdo asì mismo las grandes barcas que venian los domingos y festivos desde Catarroja y Silla cargadas de familias para pasar el dìa en la playa, saliendo al atardecer de la dehesa verdaderamente "torraos" del sol y secos por haber agotado sus neveras; subian a sus barcas y les veìas alejarse a sus puertos de origen con la armonìa de haber pasado un buen día festivo.
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