Camp dels Brahamons
Aunque el primer huerto de naranjos, plantado con criterios comerciales, no se hizo realidad hasta finales del siglo XVIII (lo plantó el cura Monzó en Carcaixent), lo cierto es que fueron los 'moros' y luego los moriscos quienes sentaron las primeras y necesarias bases.
De igual manera trajeron los árabes el arroz, propagándolo desde la India, donde ya se cultivaba 3.000 años antes de Cristo. Y en tierras valencianas cuenta la tradición, según recuerda Mª Ángeles, que se realizaron las primeras siembras de esta gramínea en el Camp dels Brahamons, en la partida de la Socarrada de Sueca, de donde se fue extendiendo alrededor de los márgenes de la Albufera y más allá, en otros parajes donde se podía aprovechar para tal fin el agua de 'ullals' y 'aiguamolls'.
Fueron obras árabes multitud de acequias para desviar parte de cauces fluviales y regar tierras fértiles. Muchas de ellas siguen vivas, como las de la Vega del Turia, al igual que multitud de conducciones en comarcas del interior, donde se desarrollaron, desde hace muchos siglos, pequeñas huertas allí donde era factible, conduciendo pequeños caudales de fuentes. Y el mismo origen tiene el Tribunal de las Aguas, aplicando una justicia rápida y eficaz, al estilo de lo que ya había probado su éxito en la administración de las aguas escasas en el norte de África y Oriente Medio.
Campos de moreras
Hoy parece extraño que en Valencia llegara a haber multitud de campos de moreras, árboles que están hoy relegados a esporádicas funciones ornamentales, como también suena raro que hubiera viñas u olivares en áreas muy próximas al mar. Pero así fue, y multitud de nombres de lugares dan fe de ello.
Los cultivos de moreras llegaron hasta tiempos más recientes y aún quedan cañizos en cambras de masías y casas de pueblos. Las hojas de las moreras alimentaban a los gusanos de seda, como sigue siendo hoy y casi todos hemos ejercitado de pequeños, y el aprovechamiento de la seda que forman los capullos de este insecto dio pie a un gran sector económico del que aún perdura hoy la tradición textil sedera.
La huella valenciana de los moriscos se plasma también en el esplendor de la apicultura, en la profusión de plantaciones de palmeras, así como en los dulces derivados (miel y dátiles). Y el cultivo de la caña de azúcar dio pie a emporios en La Safor, en Gandía y Oliva, algunos bajo el dominio de los Borgia, y luego se extinguió, como tantas cosas que se perdieron al ser expulsados los moriscos; una verdadera desgracia para la vida valenciana, según refiere Mª Ángeles.
" I ANEM I ELS TIREM A PATAES "
SALUDOS.........................GIL
" I ANEM I ELS TIREM A PATAES "
SALUDOS.........................GIL
2 comentarios:
Muy cierto lo que dices
Muy interesante lastima que no lo aprecien algunos.
Tan llunt com en l´albufera estan les comunitats de pescadors com tantes altres institucuions que pese a alguns son de descendencia "hispano/musulmana"
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