Nació en tierra de cañas y barro y, aunque no fue protagonista de la novela del universal valenciano Vicente Blasco Ibáñez, bien podría serlo de un escritor contemporáneo. Hablamos de Manuel Sanambrosio, un vecino de 87 años que es el pescador más veterano de la Comunidad de El Palmar.
Como manda la tradición, Manuel es hijo y nieto de pescadores y sus orígenes en las artes de la pesca se pierden en su árbol genealógico. Ahora su única hija, aunque no pesca, sí forma parte de la junta directiva de los pescadores «y no sé si mis dos nietas el día de mañana seguirán, ahora están estudiando en la Universidad. Son otros tiempos».
Desde pequeño Manuel ha vivido con pasión la pesca en La Albufera, pero tiene el orgullo de decir que es el pescador más veterano que sigue en activo, algo digno del Libro Guiness. «Aunque claro, esto ahora es más fácil que antaño, porque no navegamos a vela, ni con remos, ni 'perxant', que es como hacían nuestros antepasados, sino a motor. Por eso, a pesar de mi edad, no tengo que hacer grandes esfuerzos y, además, estoy bien de salud», bromea Manuel Sanambrosio.
El pasado fin de semana no sólo celebró su cumpleaños, además recibió un homenaje sorpresa en la reunión de Capituls de la Comunidad de Pescadores de El Palmar, que es donde se ultiman los preparativos del sorteo de redolins, donde el próximo domingo los pescadores se reparten las zonas de pesca fija.
«Es muy emocionante que los propios compañeros reconozcan tu labor», dice Manuel. «Me pareció verle hasta llorar y es que es algo emocionante», añade su hija Encarna Sanambrosio, que forma parte de la junta directiva.
Manuel recuerda que, aunque siempre acompañó a su padre, fue a los 16 años cuando asumió la responsabilidad de pescar, «y a los 24 años obtuve mi primer redolí».
Este pescador decano de El Palmar recuerda los buenos años de pesca, «cuando se sacaban 80.000 kilos de anguila en una campaña o 3.000 ó 4.000 kilos de lubinas en una noche. Ahora no encuentras ni una lubina y sólo 3.000 kilos de anguilas. Y de llisas, hace poco que se cerró la veda y cada pescador sólo puede pescar 50 kilos, un cupo que se ha puesto para sólo llevar a la lonja los ejemplares necesarios».
Manuel comenta que el número de pescadores también ha sufrido un recorte. «Hace años ejercíamos entre 350 y 400, y ahora, no llegamos a 70. Desde que La Albufera dejó de ser cristalina, los peces ya no entran y la gente no pesca».
Manuel sueña con ver una Albufera limpia. «Desde hace unos años hacen unas campañas importantes de limpieza y quitan malezas, botellas de plástico y basuras, pero hasta que no draguen la Albufera y no dejen que entre agua limpia y se lleve al mar la sucia, esto no mejorará. Hasta los años 50 veías los peces en el fondo y los niños nos bañábamos, ahora ni pensarlo». A este vecino también le gustaría que las albuferencas fueran ecológicas, «aunque no sé si llegaré a verlo».
Sobre la entrada de mujeres en la pesca, Manuel indica que esta comunidad de pescadores, «tiene más de 700 años, desde que el rey Jaime I dio unos privilegios a la sociedad y los puestos pasaban de padres a hijos. Ahora ha venido la democracia y la igualdad y las cosas han cambiado. Hay que asumirlo con normalidad. Gracias a Dios el tiempo de mal ambiente ha terminado. Se ha apagado el fuego».
ENHORABUENA D. MANUEL. PUEDE ESTAR ORGULLOSO DE LO QUE HA HECHO.
SALUDOS..............GIL
ENHORABUENA D. MANUEL. PUEDE ESTAR ORGULLOSO DE LO QUE HA HECHO.
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