De «desastre medioambiental» calificaron ayer agricultores y ecologistas el estado de putrefacción del agua de la Albufera debido a la quema de la paja del arroz. En El Palmar el agua era ayer, otra vez, de color marrón, el hedor envolvía el ambiente y las corrientes seguían arrastrando peces en estado de descomposición.
La Conselleria de Medio Ambiente dice que todavía tardará unos días -sin especificar cuántos- en desembalsar las aguas negras y los peces muertos. «En estos momentos -afirmó la directora general de Gestión del Medio Natural, María Ángeles Centeno- la situación se está normalizando y en cuanto el agua alcance el nivel suficiente se abrirán las compuertas para desembalsar los restos del agua que está afectada por el proceso de descomposición».
No solamente la situación es grave en la pedanía valenciana. Cerca del puerto de Catarroja, miles de tencas y anguilas han aparecido muertas, debido además a la inundación de los campos de arroz por la gota fría. Al retirarse el agua los peces se mueren por la falta de oxígeno. También en Catarroja, como en El Palmar, el ambiente es irrespirable, ya que los peces se esparcen muertos por la interminable red de acequias que recorren los campos de arroz.
Los agricultores, que cifran en varios miles los peces muertos en esta zona, piden que la Albufera se mantenga en un nivel más bajo para que las lluvias de otoño no aneguen los tancats. El presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores, Cristóbal Aguado, cree que si la paja del arroz no se retira causará un desastre medioambiental y sanitario de mayores proporciones que el actual. «Todavía queda mucha paja en los campos sin pudrir. La situación se agravará si vuelve a llover».
La Conselleria de Medio Ambiente está transfiriendo desde la depuradora de Pinedo un total de 4,5 m3 por segundo de agua para sanear el estado hídrico del parque natural. «Las intensas lluvias del pasado mes de septiembre han inundado los campos y favorecido que la paja del arroz iniciara un proceso de descomposición que ha causado mortandad de peces por falta de oxígeno», admitió la directora general.
La Conselleria de Medio Ambiente intensificó estos aportes hídricos el pasado 7 de octubre. Al mismo tiempo que solicitó más agua a la Confederación Hidrográfica del Júcar, quien el pasado jueves autorizó el aporte de caudales adicionales.
Según explicó Centeno, los aportes se están realizando a través de las comunidades de regantes, concretamente, 2,5 m3 desde la Acequia Real del Júcar, 8,5 m3 de Sueca y 3,5 m3 la Comunidad de Regantes de Cullera, estos dos últimos hacia los arrozales del sur de l'Albufera.
Los cazadores han advertido además la presencia de miles de mosquitos en esta zona. «A mí nunca me habían picado, y el pasado fin de semana me llenaron de picaduras», asegura Portalés, un aficionado a la caza y gran conocedor del puerto de Catarroja. Portalés añade que durante este fin de semana la situación era muy preocupante.
Los ecologistas creen que esta situación no se puede volver a repetir. El portavoz de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas, exigió ayer que se busquen soluciones, como la utilización de la paja en plantas de tratamiento, para preservar uno de los humedales más importantes de España.
La retirada de la paja del arroz, sin embargo, no parece muy viable, de momento. Los agricultores no quieren quemarla porque perderían las ayudas medioambientales concedidas por la Unión Europea al tratarse de un parque natural. «Sin estas ayudas no podríamos cultivar arroz, y el desastre sería mayor. Los mosquitos se comerían a la ciudad de Valencia», aseguró Aguado.
SALUDOS.............GIL
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